miércoles, 17 de febrero de 2010

EN BUSCA DEL HOMBRE NUEVO

Miguel Ángel Avilés
avilesdiván@hotmail.com
Me temo, -o me alegro-, que el desprestigio de la clase política actual ya empieza a tocar fondo.
Cuando se les escucha disertar en un ir y venir de gesticulaciones y hábiles manoteos tras de cámaras o en una rueda de prensa, o en una nota de horario triple A, es probable que alguna gente, la menos, termina suspirando de la emoción y llega a creer que en verdad están diciendo algo muy interesante.
Pero la mayoría ya nos hemos damos cuenta que todo esto es un desvarío, estrategia de oropel de unos cuantos, sea del partido que sea, que han tomando para nuestra infortunio las riendas del país y que ya no puede tolerarse más.
Sí analizamos con extremo rigor las condiciones objetivas y subjetivas del momento, encogiendo como ejemplo el debate y los acuerdos de cañería que traen ahora con las promiscuas alianzas, podemos concluir que la calidad de los actores políticos de la República requiere, en este tempranero siglo XXI, un cambio radical.
La estatura intelectual de cada uno de ellos ha caído precipitosamente en relación a la calidad de los que antaño fueron los grandes pensadores que con su aporte darían vida a lo que hoy pudiéramos llamar, sólo para meterle un poco de pedantería, el México contemporáneo.
Esto no puede tolerarse mas, muchas han sido las oportunidades que se le han dado con la benevolencia de nuestro voto o con nuestra mera complacencia del dejar hacer-dejar pasar pero el país no se merece ya tanto anarquismo político, tanto argüende que un día de estos puede pasar a la siguiente fase: el escupitajo mutuo. Contra la férrea oposición de estos tipos y tipas, que sin duda la habrá, creo que llegó la hora de construir al hombre nuevo. Sí, ese ente que nos garantice el prestigio nacional y nos aparte del bochorno en las próximas generaciones.
La idea es formar una camada, una cría de clase premier que nos haga olvidar lo mas que se pueda, esos actos por medio mundo conocidos y que nos han internacionalizado allende las fronteras: desde los personificados por presidentes de la República, como los ejercidos por los obsesionados en las francachelas blindadas por el efímero imperio de un curul.
Desde los atentados de un representante popular hacía un colega, hasta la disputa canina de un mínimo escaño entre un partido hacia el otro o el otro o el otro, o las contiendas taberneras que se suscitan hacia el interior de un mismo partido cual si fueran múltiples clanes lidiando rabiosamente por el bridón de un cártel que tripule los destinos de la República.
Desde la explotación de franquicias partidistas que simulan cambiar para no cambiar, hasta el filón que para muchos significa la militancia o la sacrificante, casi mártir carrera parlamentaria, esa generosa balsa de trabajo encontrada para salvarse muchos de de su grisácea intrascendencia en este mundo mexicano o para mitigar su agobiante desempleo que involuntaria pero sobre voluntariamente, con mucho tesón, habían prologando a lo largo de su vida productiva.
Esto funda la idea del Diván para considerar que ha llegado la hora de construir un hombre nuevo: el Estadista, el tipo o la tipa con el mejor IQ de todos los tiempos, recto, gallardo, nacionalista, intrépido, de mirada penetrante, con una honestidad a prueba de cualquier video clandestino, con voz de locutor de radio o de Cesar Evora o Enrique Rocha, de apariencia metrosexual, lecto, culto, bueno para cantar, excelente deportista, alburero hasta las cachas, con estatura mayor a 1.70 para arriba, con futuro asegurado(claro, antes de ocupar el respectivo cargo), con dotes de orador que casi raye en la declamación, incólume ante cualquier ofrecimiento de cinco millones de pesos o de un puesto diplomático a cambio de aprobar cualquier plan del adversario, pulcro(versus no renuente al baño), que tenga pleno dominio del idioma, que se sepa el Himno Nacional(claro, el nuestro, no el de otro país)
Sin ser requisito esencial, es importante también, para medir su valor, que haya sido protagonista de una hazaña o una epopeya digna de admirarse. Me explico con este ejemplo: yo tengo un sobrino que a la edad de un año y medio se cayó desde un segundo piso de una casa y vivió para contarlo. Le quedó la frente llena de cicatrices como al Perro Aguayo pero esa exigencia de la hazaña ya la tiene cubierta por si en un futuro tiene aspiraciones políticas.
Así ustedes, si tienen a algún conocido, un pariente, un amigo que fue víctima de una negligencia médica en el IMSS y vivió para contarla, si estuvo en manos de la policía estatal o federal investigadora y está ileso, si leyó completita toda la obra de Leonardo Stemberg o de Carlos Cuauhtémoc Sánchez sin que le haya quedado alguna secuela , si logró liberar un detenido en la PGR sin dar un quinto, sino no ha mantenido comunicación alguna con Manlio Fabio Beltrones o Elba Esther Gordillo o Arturo Montiel en los últimos sesenta años, si es de los que aguantó estoicamente un spot televisivo de Chucho Ortega(sin Marianita), si no lo une algún lazo familiar, laboral, político o económico con Diego Fernández de Cevallos, en fin, si son de esas aves que cruzan un partido político y no se manchan, propóngalo, téngalo listo para cuando llegue la hora de seleccionar a los hombres que significarán un parteaguas en la vida pública del Estado y del País.
Esto es apenas un bosquejo, un esqueleto de lo que puede constituir esa criatura que dará vida a ese hombre(o a esa mujer) y con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, deberá plantarse ante su paternidad ciudadana a quien se deben, y ponerse cuanto antes a las ordenes de su mandantes, es decir nosotros, los verdaderos dueños del sufragio y complemento imprescindible para conseguir una auténtica democracia representativa.
Se que el reto que tenemos enfrente nos es fácil. Es mas, si la ciencia estuviera mas adelantadita nada nos costaría estirar una mano y aplastar un botón para que, cual de una lámpara, emergieran ilustres personajes de nuestra historia remota, quedarnos con lo mas granado de estos y echar a todos los actuales.
Ojala contáramos con algo parecido a esa expendedoras de refrescos o de café donde tu eliges cual tomar, le aplastas al logo de tu predilección y cae como por arte de magia la de tu predilección.
Digamos que yo estuviera enfrente de la maquina del tiempo-o como les de la gana llamarle- y, órale, le pico donde dice “El Cura Hidalgo” y de repente se deja venir el padre de la patria todo amorronado, con sus escasos cabellos blancos todos parados pero dispuesto a continuar la batalla dejada trunca cuando- literalmente- le dieron cuello.
Viendo tanta disposición de don Miguel, uno se emociona y entonces, ya entrados, le aplastas por ejemplo donde diga José Maria Morelos y Pavón y cuando salga, le acomodas el paliacate, se lo quitas si en ese momento no anda con su migraña y lo formas con don Miguelito. Luego Sigues con doña Josefa por eso de la paridad de género, y le sigues aplastando a la maquinita a ver si anda por allí Ignacio Allende, Javier Mina, Aldama, los Hermanos Galeana. Por lo pronto, con estos pudiéramos hacer un buen fandango, aunque eso sí: que no se te olvide el Pípila por si hay necesidad de cargar algo pesado.
Esto es nada mas para darnos una idea de cual es el plan: ya cada quien en casa, mientras logramos acabalar el hombre nuevo, puede hacer campechaneadamente su propio equipo: Que quiere sumar héroes de la Reforma con personajes de la Revolución,¡adelante!, que si metió tres niños héroes y los sumó con Pancho Villa ¡adelante!, que si quieren montar en un caballo junto a Zapata a la Corregidora allá ustedes, que cada quien haga su Drim Tim de acuerdo a su propio albedrío y como mejor le parezca.
También, ya entrados en la fantasía, no necesariamente el hombre nuevo por el que vamos en su búsqueda tiene que construirse de una sola persona. Sí alguien cree que el camino está en el colage y le apuesta a la suma de virtudes, caracteres, fisonomías , partes corporales, emociones, tono de voz, color de cabello, gustos, preferencias sexuales, manías, características estás que irán saliendo de aquí y de allá, no se detengan.
Que alguien sólo se quedó con los principios y arrojo de don Miguel Hidalgo pero prefirió ponerle la melena de Rigo Tovar o el inalterable peinado de Peña Nieto, ni hablar mientras el objetivo de honorabilidad se cumpla. Si al Pípila creen que deban ponerle el cuerpo de Willan Levy por si se ofrece levantar algo mas pesado, bienvenido; si el engendro de hombre nuevo estiman que debe tener la voz de Alberto Vásquez con cigarro y toda la cosa, o la de Enrique krauze o en cambio la de Javier López “Chabelo”, pero le quieren colocar esas patillas que estilaba Vicente Guerreo muy a la Elvis Presley, ya es cuestión de cada quien, mientras el objetivo se cumpla. Si para que reencarne en alguien la Corregidora, o Leona Vicario, o Carmen Serdan es necesario ponerle atributos como los que emperifollan a Paty Navidad, o, sin que esto constituya un ápice en la perdida de nuestra soberanía, debe tener la belleza de Catherine Z Jones, mi musa, ni hablar: cederemos con tal de alcanzar nuestro deseo de refundar nuestra patria con hombres nuevos y -sobre todo- mujeres nuevas y mandar al carajo a todos esos y a todas esas que hoy andan batidos en esa orgía ideológica y en su propia fetidez.
Al cabo esto es provisional, casi parte de un sueño, mientras logramos construir a ese esperado, esperadísimo hombre (mujer) nuevo. A los otros, los que murieron, así como a nuestra imaginación, hay que dejarlos descansar en paz, al fin que ellos, contrario a lo actuales, ya hicieron y muy bien, lo que históricamente les correspondía.

miércoles, 3 de febrero de 2010

SOY PAQUITA (El diván literario)

Miguel Ángel Avilés
avilesdiván@hotmail.com
Me acuerdo cuando en el 2006 se pusieron de moda los cuellos ortopédicos. Mi amiga Paquita trajo por buen tiempo uno y no perdía ocasión para hablarnos, según ella con gran elocuencia, de su esguince cervical.
Paquita no sabía que era eso porque nunca se le dio lo del estudio pero durante varias semanas anduvo muy estiradita como jirafa vendada.
Génesis, una amiga en común, me dijo que no le creyera nada. Que en realidad lo del choque era una vil mentira. Lo que pasa es que no hallaba como destacar el fin de semana en el boulevard y entonces inventó lo del choque por alcance.
A su papá le contó, atribulada, que anoche por poco y se matan cuando venían de la escuela pero de no haber sido por Alexis, su novio, la verdad, papito, no te lo estuviera contando.
“A tiempo escuché que me gritó: ¡el carro babosa!!! y yo nomás frené con los ojos cerrados y sentí el golpe. Alexis se puso guapo con los policías y con el señor del otro carro. De lo contrario ahorita te estuviéramos hablando desde la comandancia para que fueras a sacarnos.”, dijo Paquita, con excelso dramatismo.
Su papá le creyó todo. Ese mismo día fueron con el médico y ella llegó al consultorio diciendo que traía un dolor insoportable en la nuca. “A de ser un esguince” diagnosticó compungida mientras su papá y el médico le ayudaban con sumo cuidado a subirse a la camilla para revisarla.
Paquita era hija única. Sus padres la habían tenido ya muy grandes cuando las esperanzas de un embarazo estaban por perderse. El señor, don Justiniano Paredones y de Castro (así solía presentarse ante la gente) laboró toda su vida en el servicio público y hoy, recién jubilado, ocupaba sus horas como gestor para que no le ganara la tiricia, según decía, pero entre otras cosas también para completar los gastos que originaban los estudios de su hija en esa Universidad privada. La señora, doña Flor de Paredones, mujer de fina estampa y de impostada alcurnia, lisa como una tabla, pasaba la mayor parte del día volando en su carro legalizado y brincando de casa en casa para vender zapatos en abonos entre sus amigas.
Este esfuerzo familiar había conseguido que Paquita no careciera de nada para vivir. Que no pidiera Paquita que no estuviera de inmediato frente a ella. Creció rodeada de mimos y de infinitas complacencias; Un llanto de Paquita era una orden castrense para que papá y mamá estuvieran como un rayo a su lado.
Así creció Paquita en medio del orgullo y de la adulación de sus padres. Ella supo responderles y los llenó de dicha cada vez que pudo. Doña Flor todavía parece verla en la explanada del Osito Mandarín, su kinder, vestida de Oruga y dando unos brincos disparejos junto aquellos niños que no atinaban a encontrarle el ritmo a esa canción.
Paquita cursó la primaria en el castillo del rigor y del tormento. Sus padres coincidieron en que lo mejor para su hija era ese Colegio recién estrenado que ofrecía como el gran remedio educativo la enseñanza de valores y el dominio garantizado del idioma ingles.
Con desbordante orgullo, don Justiniano iba y dejaba a Paquita y ella se bajaba corriendo de aquel carro que lucia en su vidrio delantero las calcomanías de la organización que amparaba a los dueños de los carros ilegales.
Paquita entraba arqueada llevando en su espalda esa enorme mochila en cuyo interior iba casi una papelería entera. El edificio de color azul y recién construido, contaba con un filtro a la entrada y luego un pasillo largo, muy largo que te llevaba a los salones.
En el filtro siempre te encontrabas con Miss Virginia, la directora, una mujer entrada en años, pero con una belleza que no era capaz de ocultarse en ese hábito que portaba.
Paquita nunca la pudo olvidar, menos olvidaba las veces que la detuvo en el filtro de la entrada porque sus papás no habían pagado la colegiatura. Ella se sentía como una pulga que aplastaban mientras que, en tumulto, los que no tenían ningún retraso en sus mensualidades, pasaban junto a ella indiferentes, como un tropel de búfalos desbocados.
Eso y más quedaron tatuados en la memoria de Paquita. Miss Pingüino, como le decían los alumnos, dirigió ese Colegio por mas de diez años y durante ese tiempo la disciplina fue la constante para todo el alumnado.
Paquita, por supuesto, nada más estuvo seis, los suficientes para entender que aquello que habían elegido sus papás como la mejor alternativa distaba mucho de ser la garantía para alcanzar la erudición.
Claro que eso no lo gritó para que vinieran en su auxilio y la rescataran de ese suplicio. Por el contrario, salvo los chascos en el filtro de la entrada cuando no habían pagado su colegiatura, el resto, el transporte escolar en autobuses de lujo, el impecable uniforme de falda a cuadros, los concursos deportivos con otros colegios, la capilla en el propio terreno, las inmaculadas maestras que venía a ser la parafernalia del colegio, eran herramientas muy útiles a la hora de apantallar con su presunción de niña bien a sus amigas del barrio.
En eso, Don Justiniano y doña Flor eran sus mejores aliados Ante los papás de sus amigas, los suyos se convertían en unos pavoreales cada vez que hablaban de su hija. Abordaban el tema premeditadamente y presumían a quemarropa estas ventajas que, según ellos, le significaba tener allí a Paquita.
Esto fue un acicate para la niña pues, a pesar de las maldiciones que pudo echar en contra de miss Pingüino por la disciplina que imponía, el resto lo compensaba sintiéndose parte de aquel círculo de amigas con quienes convivía en el salón y con las cuales intentaba competir a cada instante.
Así, según las circunstancias que se le fueran presentando, Paquita tuvo que decir que ella también conocía Las Vegas, que muy pronto iría con sus papás a Europa, que a finales de año cambiarían de carro, que a su perra la habían comprado en una veterinaria y no que se la había regalado una tía a quien no le gustaban las hembras, que su casa eran de dos plantas con cochera al frente y no una de interés social que aun debían.
Esa tormenta de invenciones tuvo que construir Paquita para sobrevivir en aquel mundo ajeno y no ser excluida de las fiestas, o de la comida en casa de una amiga o de los paseos que hacían cada fin de cursos a un renombrado centro recreativo de la ciudad.
Hay veces que se le vienen a la mente esos días, sobre todo aquel donde tuvo que apelar a un dolor de estómago cuando todos decidieron hacerle una fiesta sorpresa a las maestra de la materia de Valores, Miss Olga, en un lujoso restauran de comida francesa.
Entonces se excusó diciendo que le había caído mal una langosta que comió y que mejor prefería quedarse en casa viendo una película en su nueva televisión de plasma.
Ese día también lo recuerda porque llegó muy triste a su casa por no haber ido a esa comida y su mamá, tratándola de consolar, le dio la sorpresa de que había preparado unos ricos quelites con arroz blanco especialmente para ella.
Entre esos aprietos y ahogos creció Paquita. Cuando se graduó de la primaría fue verdaderamente un gozo pero a la vez un alivio que experimentaba a solas porque ante sus padres y sus compañeros de grupo lucía llena de dicha y orgullo por haber pertenecido a esa generación y por supuesto a ese plantel tan de renombre.
Paquita, sin embargo, escondió la dulzura quien sabe donde y como si hubiera sufrido un exorcismo, pasó de ser una niña atormentada por las inclemencias de su vida a una señorita vestida por la autosuficiencia y el encono, la petulancia y la altivez que no en pocas ocasiones le acarreó aborrecimientos y rivalidades con sus nuevos compañeros de secundaria.
Eso le costó que buena parte de su grupo muy pronto le aplicara la ley del hielo tanto a ella como a cinco amigas más de similar perfil que no perdían oportunidad para sojuzgar con cualquier detalle a quien se les pusiera enfrente.
Don Justiniano y doña Flor también padecieron el nuevo temperamento de Paquita. Lo vivieron en su casa y lo vivieron cuando la llevaban al Colegio. Allá le fastidiaba la comida y les reprochaba la fachada de su recámara o la marca de sus tenis o la falta de una computadora. Acá les pedía que ya vendieran ese carro o que le compraran uno propio.
Todo esto le resultaba muy útil cuando sus papás la cuestionaban por sus bajas calificaciones. Una vez les llegó a decir que la habían reprobado en no se que materia porque no llevó una Lap Top como el resto de sus compañeros de salón. Sus padres compraron el engaño, se sintieron apenados, empeñaron sus anillos de matrimonio y de inmediato fueron a Telmex para sacarle una en abonos.
Don Justiniano amenazó con ir con la maestra responsable para pedirle disculpas a nombre de su hija. Paquita lo paró en seco y le exigió que por ningún motivo se les fuera ocurrir visitar el plantel para interceder por ella.
Esa era la Paquita que tanto en su casa como en la escuela conocían. Porque he de decirles que una vez encerrada en su cuarto donde podía pasarse horas sin que permitiera ni una molestia, Paquita cruzaba el umbral de su otro mundo y rumiaba para sí la impotencia que sentía de vivir con esa mascarada en todo momento y ante toda la gente. Se colocaba sus audífonos y ahí, acostada en su cama, musicalizaba su soledad y tarareaba por horas su escondido sufrimiento. De vez en cuando, corría las cortinas y se ponía a contemplar por la ventana ese otro mundo, un espejo donde no se reflejaba.
Entonces, sólo entonces, dejaba correr una lágrima la cual se deslizaba por esas mejillas habitadas por múltiples barros tan maldecidos por la vanidad de Paquita.
Don Justiniano y Doña Flor, uno de allá para acá tramitando placas y correteando licencias, la otra vuelta loca con el carro lleno de zapatos visitando a sus amigas, bordaban, temerosos, un pronóstico para los contrastes que veían en su hija y terminaban atribuyéndole todo a su adolescente desarrollo.
Pero el techo se les vino encima cuando la niña exigió su quinceañera. El zarpazo de Paquita los sorprendió una mañana a la hora del desayuno. Don Justiniano se puso blanco y miró a doña Flor como pidiéndole auxilio quien del puro agobio se derramó aceite caliente en una mano.
Don Justiniano se echó al agua con un préstamo y Paquita pudo cumplir así su sueño. Esa noche llovió torrencialmente y la ceremonia del vals cantado por Chayanne desde una bocina de música programada, se llevó a cabo en esa pista de baile que parecía alberca. Paquita, armada en cólera, maldijo una y otra vez a la naturaleza y a cuanto pudo, por haberle arruinado una de los momentos mas esperados de su vida.
Esta ceremonia tuvo lugar el mismo año que Paquita dejaría la secundaría. De haberles entregado las calificaciones finales antes del jolgorio, a la recién festejada quinceañera no le hacen ni la misa.
Por la cabeza de don Justiniano ya había pasado la idea de ponerla en una preparatoria pública. Su esfuerzo estaba llegando al límite. Pero las calificaciones de Paquita y el grito en el cielo que pegó doña Flor cuando le insinuó que había llegado la hora de sacar a la niña de aquel colegio, lo condenaron irremediablemente a continuar en el suplicio.
Hagan lo que ustedes quieran dijo don Justiniano y diciendo esto, azotó la puerta y salió encolerizado. Paquita y doña Flor nomás se vieron y hasta ellas llegó el rechinar de las llantas cuando el carro se alejaba de la casa.
Esta enfurecida, la mas severa que le habían visto en muchos años, sirvió, en apariencia, como una sacudida en una y en la otra. La mamá planeó, sin decir palabra, la manera siempre infalible de ponerlo feliz cuando estuvieran a solas. La hija prometió mayores esfuerzos para estudiar mucho.
La euforia les duro casi dos meses. A don Justiniano se le vio sonriente y se dijo convencido que valía la pena tirarse a matar a diario con tal de que su criatura llegara a la cima del éxito, algo que tarde que temprano alcanzaría poniendo muy en alto el apellido Paredones.
A Paquita le había sentado bien el desarrollo; tanto que de los barros en la cara sólo quedaban unas pequeñas grietas rojas e insignificantes que poco a poco se fue quitando con pomada de la campana y mascarillas de jabón palmolive con azúcar. A juzgar por las miradas de los hombres del salón su figura no era para pasar desapercibida. El pelo le creció hasta los hombros y se lo empezó a lavar con manzanilla para verse nórdica como sus amigas, las caderas embarnecieron y sus ojos de miel resaltaban junto a esas largas pestañas. Su vaivén al andar no era sino la provocación de quien se sabía bella y deseable por esas miradas varoniles que no la dejan de ver cada vez que se podía.
Estaría en el patio del Colegio cuando sus ínfulas fueron a dar al piso al ver llegar a la directora acompañada de una mujer que a pesar de los años conservaba esa belleza que se acentúa con la madurez y los cuidados. Miss Pingüino estaba frente a ella ahora como la nueva directora del tercer nivel.
Trató de anteponer el disimulo y voltiose de espaldas para seguir con la bulliciosa plática que tenia con sus amigas. Pero una voz que ella mismo sintió como si viniera del más allá, la interrumpió:
¡¡ Francisca Paredones!!! Exclamó con escandaloso acento Miss Pingüino.
Paquita dio la vuelta sólo para mostrar, sin más remedio, una cara fosforescente donde confluyeron por un instante ciento de emociones.
¡Miss Virginia!!! Contraatacó ella, con igual sorpresa, y sin poderlo evitar de pronto se vio en el filtro de la primaria, detenida y ametrallada por las quejas de Miss Pingüino y su inapelable decisión de no dejarla entrar hasta que sus padres se pusieran al corriente con los pagos.
Se rafaguearon con preguntas y ambas-con una dulzura infinita- se desearon parabienes. Ahí fue cuando paquita probó por vez primera la dulzura de un cigarro. Les arrebató uno a sus amigas que se le fumaban a escondidas, no entró a clases y se refugió en un mutismo que le duró hasta el día siguiente.
Doña Flor y su marido la vieron ojerosa y sin mediar interrogación alguna, concluyeron que se debía a la carga de los exámenes finales.
El estilo personal de Miss pingüino comenzaba a tener presencia en esa prepa: ya no mas minifaldas, ya no ninguna gorra, ya no el cabello largo o pintado en los varones, ya no mas morosos en el pago de la colegiatura.
“Miss Virginia es una puta” leyeron atónitos varios alumnos y algunos profesores que llegaron antes que cualquiera esa mañana. Ahí estaba la leyenda escrita por fuera de uno de los salones que se encuentran a la entrada.
La osadía causó conmoción en el plantel entero. Miss Pingüino mandó borrar la ofensa y trató de ocultar el episodio. Ajustó la disciplina y tomó medidas que para ella resultarían aleccionadoras. Corrió a dos jóvenes porque llegaron con el cabello pintado de verde y advirtió que no volvería a pisar esa escuela todo aquel al que se le encontrara fumando.
Santo remedio.
El plantel entero pareció enderezar el rumbo y esto dejó dormir en paz a Miss Pingüino.
*****
Pasan de las ocho de la noche. Paquita escucha su música y, pensativa, le echa un vistazo al techo. Luego se para y se queda quieta mientras ve por la ventana. No puede dormir. Desde hace días papá y mamá no le preguntan nada sobre la escuela. Sabe que pronto acabará el bachillerato y la verdad no tiene idea para donde va agarrar.
¡¡¡Mis Pingüino es una Zorra!!
Ahí, en la entrada del platel y escrito en una cartulina, la agresión se refrendaba.
Paquita, retraída, entregó a sus padres lo que enviaban de la escuela.
El fin de la preparatoria había llegado. Don Justiniano leyó la invitación para la clausura, la abrazó y le hizo de nuevo la promesa de darle un carro. Doña Flor terció y se soltó llorando.
Esa noche Paquita tuvo pesadillas. Se soñó bailando vestida de Oruga y dando unos brincos disparejos. Miss Pingüino la veía y se burlaba de ella. Paquita despertó sobresaltada cuando clarito sintió que su mamá le tomaba de la mano y se despedía de ella para siempre. Se volvió a quedar dormida y no despertó hasta que su papá tocó a la puerta.
Él y doña Flor le traían una sorpresa. Le vendaron los ojos y la llevaron al patio. Ahí la descubrieron y Paquita casi se desmaya cuando ve frente a sí un jeep también legalizado.
En el irían días después a la clausura.
Paredones López Francisca de la Flor, anunció el maestro de ceremonias y ellos se levantaron como resortes para aplaudirle a su hija desde los últimos asientos del auditorio.
Al baile no fueron don Justiniano y doña Flor porque Paquita les dijo que no podían ir los padres.
Pasó por ella Alexis, otro de los graduados y volvió hasta las cuatro de la mañana.
Durante la vacaciones ellas los convenció para que la inscribieran en la misma universidad a la que entrarían sus mejores amigas y desde luego Alexis. Doña Flor le dijo que no se le pudo haber ocurrido mejor idea y esa misma noche, a su manera, se encargó de arrancarle el sí a don Justiniano.
Ahí tienen entonces que Paquita entró a la Universidad.
Alexis, para entonces su novio, fue el maestro de tiempo completo en sus clases de manejo, tanto que el muchacho se adueñó del jeep casi por dos meses.
Él fue el que los llevó y los trajo con el doctor cuando Paquita inventó lo del esguince. Don Justiniano para estas fechas había tenido que vender su antiguo carro para pagar la colegiatura y le pidió a su yerno, quien todavía no soltaba el jeep, que por favor pasara por su hija para que la llevara a la universidad.
Paquita anduvo varios días muy alzada gracias a ese estorboso cuello. Era apenas su primer semestre en la carrera de Ciencias de la comunicación. Muy pronto mi hija saldrá en la tele, advertía henchida doña Flor. Pero todavía le faltaban cuatro años para eso, porque, como les decía al principio, en ese entonces andamos por el 2006.
No pasó ni una semana para que se olvidara del esguince. A los días salió con que necesitaba frenos y queriendo o no convenció a Don Justiniano para que la llevara con un dentista y se los adaptaran.
Ahora viaja feliz en el Jeep en compañía del Alexis, pelando los dientes adornados con incómodos trozos de fierro. Pero no quiere manejar, asevera, hasta que papá le compre un lujoso celular de manos libres.

martes, 2 de febrero de 2010

POBRE TEO

Miguel Ángel Avilés
avilesdiván@hotmail.com

Pobre Teo, cuando no le llueve le llovizna. Primero le llueven un rosario de acusaciones en su contra por diversos delitos de carácter federal y luego le lloviznas malcriadeces en lo que aún le queda como patrimonio ahí en tan hermoso puerto donde le echaron el guante las fuerzas Reales de Felipe Calderón.
Pobre Teo.
Eduardo Teodoro García Simental, alias "El Teo", "K-1" o "El tres letras", fue detenido el pasado 12 de enero por elementos de la Policía Federal en el fraccionamiento FIDEPAZ de la bella capital sudcaliforniana , y actualmente se encuentra recluido en el penal de máxima seguridad de El Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez, Estado de México.
De acuerdo a los diversos boletines refriteados por la prensa, el angelical gordito enfrentará cargos por los delitos de secuestro, homicidio, robo con violencia, extorsión y delincuencia organizada, por enlistar lo menos.
Pobre Teo.
Luego del fuerte operativo por tierra y aire que inició la policia federal poquito antes de las seis de la mañana de ese martes, a bordo de Helícopteros,autobuses y vehículos que “parecían particulares”, con decenas de elementos portando armas largas, el Teo, como se dijeran los Martínez, cayó en la redes del león.
Las crónicas coinciden en que se escuchó una explosión en la zona, segundos después cinco helicópteros sobrevolaban el domicilio ubicado en Pez Vela y Sardina, número 710, teniendo que forzar la puerta principal para entrar (supongo que porque primero tocaron y el Teo no le abrió)
Después una de las aeronaves aterrizó en la colonia Fidepaz y en ella se subieron unas maletas negras.
Alrededor de las 8:00 horas los elementos se retiraron en su totalidad despegando en aeronaves desde el aeropuerto de La Paz, que ahí tenían en cortito a poco más de cinco kilómetros del punto en que se realizó el operativo.
El Teo fue llevado mas tarde hasta la ciudad de México y La zona permaneció acordonada, impidiéndose el tránsito por espacio de dos horas hasta concluir la acción.
Pobre Teo.
Tra de sí quedó su casa marcada con el número 710 de la calle Pez Vela esquina con Delfines, del Fraccionamiento FIDEPAZ, ese lujoso conjunto habitacional cuyos pobladores electrónicamente anuncian: ESTAMOS COMENZADO CON UNA NUEVA ETAPA, Y POR ESO: EL COMPROMISO DE VIVIR EN ARMONIA CON LOS DEMAS QUE VIVEN EN NUESTRO ALREDEDOR.
La vuelta al mundo le han dado en particular las imagenes de esa casa de pulcro color blanco con tres creciditas palmeras al frente, algunas mas pequeñas en los jardines, con amplio tercer piso, tres recamas, una sala de estar y alberca con jacussi. Ahi, y a sus alrededores corre un airesito fresco que viene del mar que la zona tiene a junto.
Esa zona y en particular la propia era la que, por obias razones, debio de quedar resguardada, asegurada, fuertemente cuestodiada, pero a los dos días, por ejemplo, sin obstáculo y sin vigilancia policial,un grupo de reporteros pudo entra a la residencia haciendo constar que la puerta principal se encontraba abierta con la puerta desintegrada y sin singuna señal de advertencia.
Pobre Teo.
Y es que así como lo hicieron los reporteros, varios mas lo pudieron hacer.
Lo hicieron algunos curiosos no mas para saber como vive alguien gracias a los frutos de la delincuencia organizada.
Lo hicieron fulano, mangano, perengano y otros tantos y también lo hizo, para mayor desgraciada del Teo, la delincuencia desorganizada.
Solidarios con el caído, algunos vecinos del exclusivo fraccionamiento FidePaz, que solicitaron el anonimato, ya habían denunciado a las autoridades judiciales que, ante la falta de vigilancia, la lujosa residencia del Teo, estaba siendo saqueada por vándalos.
Y si las fuerzas del orden ya habían apañado a tan afamado malhechor, cuantimas aprehenderían a unos bizantinos pelafustanes de cuarta. Faltaba más.
Sin necesidad de espectacular operativo con Helícopteros, autobuses y vehículos que “parecían particulares”, con decenas de elementos portando armas largas, primero se detuvo a Héctor (el nombre completo no lo pondremos para no exponerlo a la represalia como si lo hicieron otros medios) de 18 años quien fue sorprendido por los uniformados cuando salía junto con otras dos personas de ese domicilio. Cuando este robo se cometió, la 4:30 de la madrugada marcaba el reloj.
Más tarde se registró un segundo robo, al filo de las 17:00 horas. Fueron detenidos a quienes, por la razones ya mencionadas nomás lo mencionaremos como Daniel de 19 años, y un menor de edad.
Como si el daño patrimonial en contra del Teo no fuera bastante, a las 19:50 horas del día del mismo domingo 17 de Enero fueron detenidos por los municipales preventivos, Pedro de 18 años de edad, y Cristian de 26.(también obviaré sus apellidos pues han de imaginarse que, de de saber el Teo de esta afrenta que le hicieron estos muchachos, la venganza privada en su contra puede ser peor que la pena que le impongan nuestro representantes en la tierra del Estado de Derecho.
Pobres muchachos.
Yo no se como sorteará la justicia estos dos roles que a partir de la detención de estos peligros sujetos, jugará el Teo. Por un lado y a estas horas ya tiene el carácter de procesado por la ristra de delitos tanto del fuero común como del fueron federal que ya anuncié. Por el otro, ante la justicia sudcaliforniana, el Teo tiene el carácter de ofendido por los robos y los daños cometidos sin consideración alguna en su contra y es el Ministerio Público local su legítimo representante ante tales ilícitos.
De plano no me imagino a dicha representación social pidiéndole al Teo que presente y ratifica su denuncia por estos hechos. Tampoco me imagino a la PGR haciendo del conocimiento de la autoridad competente de lo que pasó en la casa que habrían de resguardar. Mucho, pero mucho menos, me imagino al abogado particular o de oficio de los muchachos detenidos ofreciendo pruebas de descargo a favor de sus defensos: una ampliación de declaración del Teo, una reconstrucción de hechos en el ya popular domicilio, ahí ante la deleitable alberca con jacuzzi, un careo entre el Teo y los muchachos, una diligencia de identificación y devolución de lo robado al ofendido Teo.
Pobre abogado.
Por cierto, se me pasaba algo que pudiera ser toral en este embrollo. Cuando se menciona lo robado por estos intrépidos muchachos, en los tres robos se da fe como materia del botín, de singulares objetos como los siguientes:
Prendas de vestir, así como lociones y otros objetos propios para damas. 17 Shorts, 7 faldas, una faja para dama, 8 blusas para dama, 10 ganchos para ropa, un suéter, 5 pantalones para dama, 4 toallas para baño, una cobija, 2 cobertores, una almohada, una pantalla plana marca Sony, un par de huaraches, 21 diademas para dama, 5 pinturas para uñas, 2 desodorantes, 2 cepillos para pelo, 3 rizadores para pestaña, una loción para dama, 3 control remoto y una bolsa para dama. 8 latas de cerveza, ropa interior para dama -tangas- y una caja cerrada conteniendo juego para adultos.
Aquí es cuando me nace la duda sin en verdad el Teo era un peligroso narcotraficante o simplemente era un humilde fayuquero.
Pobre Teo.

TRANSPORTE URBANO: TARIFA ILEGAL

Miguel Ángel Avilés
avilesdiván@hotmail.com
El autor de esta columna es un irremediable peatón y si algún servicio conozco y uso a diario es el servicio de transporte.
Desde que llegué a Hermosillo allá por 1984 cuando la primera pesera que agarré me aventó (no me bajó) y a la fecha sigo haciendo uso de los camiones.
He sido testigo de agarrones de puertas a los usuarios, de caída viejitos, de unidades destartaladas, de vidrios quebrados, de mentadas de madre mutuas entre algún chofer y otros tantos pasajeros, de atropellados, de choques por la imprudencia del operador del camión: un joven quien apenas asoma la cabeza por encimita del volante; y este era un gato con los pies de trapo y los zapatos al revés ¿quieres que te lo cuente otra vez?
Retraso de ruta, prepotencia de los chóferes –uniformados o no uniformados— unidades que todavía parecen vagones de la montaña rusa, cafres al volante del camión que pone el riesgo al pasaje y al tercer vehiculo contra quien a punto hemos estado de estamparnos, vuelteros o acompañantes del chofer que además de ir distrayendo al susodicho, van estorbando en la puerta de la unidad: exigencias altisonantes de las credencial a los adultos mayores y a los estudiantes, así vean a estos con uniforme, una mochila, cuadernos y todo distintivo que lo que uno menos supondría es que son astronautas; no uso en todas la unidades de la caja que controlaría el cobro del dinero al pasajero, y algo muy, muy importante porque esto amparara el reclamo de un seguro de accidente o de vida del pasajero: la no entrega de boletos al momento que uno paga la tarifa como ocurre en cualquier ciudad moderna, omisión que se ha denunciado hasta el cansancio pero el Director del Transporte y el de SIDUE sólo hacen como que la virgen les habla.
Por eso, ahora que de nuevo los concesionarios reinciden en sus métodos de chantaje para lograr un aumento a la tarifa o mas subsidio por parte del gobierno del Estado sin merecerlo, me dan ganas de calificarlos como vividores, abusivos, gorrones, disolutos, inservibles, oportunistas, perversos, gandayas, holgazanes, inconscientes, pero no lo hago, nomás porque según dicen los que saben, que los epítetos en exceso en un texto no son muy recomendables.
El adjetivo, atestiguan los filólogos, es el rey de la dificultad a la hora de manejar el lenguaje.
Ellos dicen también que tendríamos que acometer la labor de abandonar el empleo del adjetivo para insultar, denigrar o satanizar al prójimo. Por eso evito mejor llamarlos en tono mas candente.
Para no echármelos encima pues, me limitaré a decir entonces que los concesionarios, transportistas y demás grupúsculo que los acompaña son simplemente unos ilegales, porque no se constriñen al marco de la ley, no tanto a la Ley de Transporte para el Estado de Sonora cuya violación en complicidad con las autoridades estatales ya es moneda de uso corriente, sino tan siquiera en la ley que autoriza el aumento de la tarifa como lo es la aprobada por el Congreso del Estado en el 2006.
Verán ustedes: el 10 de Junio de ese año y luego de agotadoras jornadas de trabajo por parte de los diputados, primero en comisiones y después en el pleno para aprobarla, fue publicada en el Boletín Oficial, la Ley número 247 QUE ACTUALIZA LAS TARIFAS DEL SERVICIO PÚBLICO DE TRANSPORTE EN LA MODALIDAD DE PASAJE URBANO EN EL ESTADO DE SONORA, cuya parte expositiva no era si no una escurridiza verbosidad para justificar tal aumento y una refinada forma de ceder ante los chantajes de los transportistas quienes por enésima ocasión se salían con la suya.
La bandera que enarbolaban era la de todos, toditos los años: buscar rentabilidad y eficiencia en la operación del servicio, lo que se traduciría-otra vez el mismo cuento- en satisfacción para el usuario. Nada de esto se consigue y sino lo creen ahí están por ejemplo la ruta Palo Verde-5 de Mayo cuya buen parte de las unidades parece que las acabaran de levantar de una volcadura.
Aún así a esta gente se le han dado generosos créditos que tiene un aval o deudor solidario de por medio: el gobernador en turno. Esto se convierte en un círculo perverso: Avalados por anteriores gobiernos, los concesionarios, cebados, solicitan créditos millonarios que no pagan; el Estado les ayuda a cubrir esos pasivos y, vuelta a lo mismo, avala nuevos créditos que tampoco pagan.
El truco es viejo y lo repiten ahora, haciendo mutis con su propia historia: se solicita un aumento mayor al deseado para lograr este último, solicitan apetitosos subsidios y sintiéndose “insatisfechos” con lo que terminan por darles no se sienten obligados a mejorar el servicio.
Pero basta hacer una retrospectiva de la última década para percatarnos que de grano en grano llenan su buche los concesionarios.
En 1990 la tarifa era de $.50, en 1995 subió a $ 1.00, en 1996 aumento a $2.00, en 1998 llegó a $2 .50, en 1999 ya era de $ 3.00, en el 2000 se fijó en $3.50, el 5 de Enero de 2002 se incremento a $4.00 y el 10 de Junio de 2006 se aprobó el cobro de $5.00 en tarifa ordinaria y $3.00 pesos en tarifa especial
Su gula no tiene fin. Sin embargo, en la ley ya citada que autorizó la tarifa actual esos eternos compromisos nunca cumplidos, se tradujeron en condición para que pudieran cobrar lo que ahora cobran, de lo contrario, quien no acatara esas disposiciones seguiría cobrando la tarifa anterior.
Traducido a la realidad esto quiere decir que buena parte de las actuales unidades deberían cobrar $4.00 en tarifa ordinaria y $ 2.00 en tarifa especial. Mas claro: la tarifa de $5.00 y $3.00 pesos que pagamos es un cobro ilegal
Para que no salgan los señores con que este usuario los calumnia, he aquí lo que dice textualmente el cuerpo de esa ley:
ARTICULO UNICO.- se actualizan las tarifas del servicio público de transporte, siempre que se cumpla con los artículos transitorios siguientes, en la modalidad de pasaje urbano, para que los concesionarios puedan cobrar cinco pesos en tarifa ordinaria y tres pesos en tarifa especial, en este último caso, la tarifa aplicará todos los días del año y durante todo el horario de prestación del servicio en ambos casos.
T R A N S I T O R I O S
Artículo Primero.- la presente ley entrará en vigor el día de su publicación en el boletín oficial del gobierno del estado. Para la aplicación de la tarifa a que se refiere la presente ley, la secretaría de infraestructura urbana y ecología deberá remitir previamente un informe a la mesa directiva o a la diputación permanente del congreso del estado, según sea el caso, del cumplimiento de las disposiciones contenidas en los siguientes artículos transitorios.
Articulo Segundo.- previo a la entrada en vigor de las tarifas, la secretaría de infraestructura urbana y ecología realizará las acciones que resulten necesarias para garantizar un aumento en los horarios, preferentemente nocturno, de prestación del servicio público de transporte en la modalidad de pasaje urbano en el estado.
Articulo Tercero.- únicamente podrán aplicar el cobro de la tarifa referida en el artículo único de esta ley, los concesionarios que acrediten ante la secretaría de infraestructura urbana y ecología:
I.- haberse adherido al programa de modernización de transporte del gobierno del estado (suba) cuyas líneas de acción son: rediseño de rutas, sustitución de unidades, infraestructura, sistema de pago y control de ingresos y organización.
II.- haber implementado un sistema eficiente de pago y de control de ingresos por el cobro de la tarifa.
III.- haber adquirido y tener vigente un seguro de viajero y de responsabilidad civil contra daños a terceros.
IV.- haber acreditado los programas de capacitación implementados por la secretaría de infraestructura urbana y ecología tanto para concesionarios como para conductores de las unidades prestadoras del servicio.
V.- en el caso de los conductores de las unidades de transporte, porten durante la prestación del servicio el uniforme que los identifique como tales.
VI.- que la o las unidades prestadoras del servicio cuentan con los señalamientos especiales que indiquen gráficamente el significado de los tipos de necesidades de las personas con discapacidad o debilidad visual al hacer uso de las unidades de transporte público en la modalidad de pasaje urbano para que puedan ser auxiliados por cualquier persona en los formatos o modalidades aprobados por la propia secretaría de infraestructura urbana y ecología.
articulo cuarto.- para los efectos del informe referido en el artículo primero transitorio de esta ley, la secretaría de infraestructura urbana y ecología deberá remitir un documento que contenga la especificación de las unidades que cumplieron satisfactoriamente con los términos previstos por esta ley y que están en condiciones de aplicar el cobro de la tarifa actualizada así como el calendario para la sustitución de unidades prestadoras del servicio público de referencia conforme a los términos establecidos en el programa de modernización de transporte del gobierno del estado (SUBA).
Las unidades que conforme a dicho informe no cumplan con los términos de esta ley seguirán cobrando la tarifa de cuatro y dos pesos en tarifa ordinaria y especial, respectivamente. para tal efecto, la secretaría de infraestructura urbana y ecología, por conducto de la unidad administrativa competente, implementará un programa de identificación de las unidades con el objeto de que los usuarios del servicio público de transporte puedan conocer fácilmente la tarifa vigente que cada unidad prestadora del servicio está en condiciones de cobrar conforme a lo dispuesto en esta ley.
La expresión normativa ahí está y es fría. Yo pudiera decir que buena parte de los concesionarios y la pasividad de las autoridades del transporte, han ignorado estos artículos transitorios y siguen con muchas prácticas de antaño.
Pero es el Congreso del Estado quien tiene la última palabra ante su nueva solicitud. Siendo así, yo les haría a nuestros representantes populares, dos propuestas:
Que antes de tomar cualquier decisión se examine a pie juntillas la ya menciona ley 247 a fin de que se verifique con el soporte probatorio necesario y el resultado se haga público, si a la fecha ya se cumplieron todas y cada una de las obligaciones previstas en los artículos transitorios de este ordenamiento, las cuales significaban la condición para que tal aumento surtiera efecto, y en caso de que esto no haya ocurrido, se proceda en los términos que en dicha disposición se indica debiendo volver en su caso a la tarifa que estaba autoriza con anterioridad a la fecha de la aprobación de la citada ley.
Que una vez hecho lo anterior y cuando decidan incluir en el orden del día este tema, se traslade provisionalmente la residencia de los poderes del Estado a un camión urbano, de preferencia a uno de esos armatostes que aun andan funcionando por la periferia y asimismo se declare como recinto oficial para el asentamiento de esta legislatura a cualquiera de esta unidades.
Finalmente, con fundamento en lo dispuesto por el artículo 124, fracción III, de la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de Sonora, le solicito se consideren las presentes propuestas como de urgente y obvia resolución y se dispense el trámite de comisión, para que sea discutido y decidido, en su caso, en esa misma sesión ordinaria.
Mientras tanto, sobre los concesionarios del transporte, ya no diré un adjetivo más porque luego me lo reprochan los filólogos.