He vuelto. Anduve por ahí tratando de componer el mundo pero no pude. Primero, porque mis limitaciones son mayores a las que pensaba y segundo, por que este mundo en el que nos toco vivir, salvo prueba en contrario, no tiene remedio. Al menos por ahorita. Pero una gitana leyó mi mano y me ha dicho que el futuro es muy caprichoso y voluble, de tal suerte que este nubarrón que cubrió a mi fracasada encomienda, mañana puede convertirse en un cielo despejado y, entonces sí, mi titánica misión habrá sido cumplida. Se los juro.
Por lo pronto aquí estoy de nuevo, desempolvando este espacio y queriendo decir muchas cosas que de tantas, no se por donde empezar. Pudiera ser por el principio, me gritan los convencionales como tallándome en la cara la obviedad, pero ahí esta la clave y de paso esta su error: son tan infinitas las formas de por donde abordar un tema que no necesariamente tengo que empezar por el principio. Es mas, para que se le quite a mis detractores, romperé con el modelo tradicional del cuento de entrada, nudo y desenlace y empezaré por donde a mi me de la gana.
Por ejemplo, puedo empezar diciéndoles que la guerra que vive México a los niveles político, ideológico, económico, tecnológico, militar e informativo entre los dos principales bloques, narcotraficantes y autoridades, me tiene de sumo preocupado. No alcanzó a distinguir si dicha guerra es una guerra regular, entendida como aquella que se establece entre dos ejércitos estructurados que utilizan tácticas convencionales; o una Guerra irregular considerada como la que se establece entre un ejército regular y grupos inestables, no regulares de combate. Apuesto a que serán ustedes lo que me sacarán de la duda, por eso no debo preocuparme, pero para ir avanzado, por lo pronto la consideraremos simplemente como una bruta matazón.
Eso si: para efectos de imagen en el exterior creí oportuno remachar, dejar muy muy claro que esta cruenta batalla se da entre el crimen organizado y nuestras legítimas autoridades, como dos bandos antagónicos, irreconciliables, ya que luego de tantas noticias que evidencian la confabulación que desde tiempos inmemoriales ha tenido la famia con los guardianes del orden, la opinión pública nativa ya les da la categoría de sinónimos.
Al respecto y así sea nomás por cuidar “el que dirán” o salir con que “la droga sucia se lava en casa” con respecto a los extranjeros que arriban al país, no soy de la idea de que se tenga que andar con simulaciones y cosas por el estilo, sino que hay que dejarles muy claro a las visitas, por ejemplo a través de un tríptico que se reparta en las puertas de llegada de los aeropuertos o con el apoyo de la agencias de viajes, que lo que pudieran leer en los periódicos, ver en la tele, o peor aun, presenciar en plena calle de cualquiera de las ciudades que visiten, es el México de hoy, el real y que de ninguna manera se trata de una de las tantas representaciones escénicas que, como si volviéramos al pasado o como si estuviéramos en el lugar de los hechos de aquellas matazones, seguramente habrán de planear los organizadores para celebrar el centenario de la Revolución Mexicana y el bicentenario de nuestra bendita independencia.
No, en ninguno de las Hummer blindadas que entran escoltadas por carros de modelo reciente a los pueblos, por más triunfante que se les mire llegar a sus ocupantes, va alguien vestido de Agustín de Iturbide. Tampoco ese que en la línea fronteriza va cargando un enorme costal repleto de una hierva verde al parecer marihuana, es el pípila, ni el desconocido que le cortaron la cabeza de un machetazo y de un solo tajo está representando el papel de Hidalgo, nomás para que la gente pueda saber como pasó el cercenamiento del padre de la Patria.
Esto no nada mas hay que aclararlo para deslindar a la comisión organizadora de los festejos del centenario y bicentenario, de cualquier apología sádica y monstruosa que quisieran imputarle. Es cierto que han de querer que las nuevas generaciones de nutran sobre lo que pasó en aquel entonces, pero no creo necesario que sus recursos didácticos tengan que ser tan reales.
También hay que hacerlo para que la gente no camine tan campante por regiones dominadas por las fuerzas reales del narco u ocupadas por un destacamento de militares, pues en ambos casos puede ser peligroso.
Sepan entonces pues que la ejecución de unas gentes cuando estos transitaban en su modelo 2009 en pleno centro de cualquier ciudad, no es una dramatización de la famosa decena trágica.
Señores, tengan presente
que el día nueve de febrero
Mondragón y Félix Díaz
Se alzaron contra Madero [...]
Terminaron los combates
el dieciocho de febrero,
quedando allí prisioneros
Pino Suárez y Madero.
Ahora que si usted escucha que se canta algo como lo anterior, entonces posiblemente sí se ande recordando en alguna plaza, en alguna estación de radio, este acontecimiento y ahí, ni hablar, pare oreja pa que se entere como se dieron esos hechos que duraron mas o menos diez días y que culminaron con el asesinato de Madero y Pino Suárez.
Pero debo de advertirles que no toda fiesta que se esté haciendo de aquí al otro año, tiene que ver con las celebraciones de estas dos históricas fechas. Porque también es probable que en una plaza, en una privada o en un pueblito, haya luz y sonido, se lancen disparos al aire y sin parar una banda desgarre notas como estas:
Está de parranda el jefe
lo tenemos que cuidar
recuerdo la vez pasada
cuando se puso a tomar
se llevo una jovencita
al salir de aquel lugar
Pa' variar tiene visita
es su amigo el coronel
y esta bien acompañado
por la reina que usa el
vale mas sacar la nuestra
por que nos va amanecer
Que le traigan lo que pida
a mi amigo el coronel
cuando el jefe esta de buenas
no se mide en complacer
Cuando vea y oiga esto, primero, no vaya a creer que es en honor de algún insurgente o de algún caudillo revolucionario o por el sólo placer de vivir en este México independiente y, segundo, por la seguridad de usted y los suyos, acelere el paso y aléjese de ahí de inmediato.
Lo que si no me queda claro es si esta crisis que estamos padeciendo y que a todos ¿a todos? nos trae bocabajeados, es real o es una dinámica se sensibilización impulsado por la propia comisión organizadora para que, desde la empatía, los mexicanos de ahora nos demos cuenta lo jodida que estaban las condiciones prerrevolucionarias. Si es lo último, hay que reconocer la efectividad de la dinámica, pues todo no has quedado bastante claro, hagan de cuenta como si estuviéramos ahí, por lo que no veo para que tenemos que seguir con el ejercicio.
Ya para terminar, les comparto que me ha llegado un comunicado conjunto de la presidencia de la República y el gobierno del Distrito Federal para aclarar que lo que se descubrió hace unos días en un inmueble supuestamente de Rehabilitación de Alcoholismo y Drogadicción, de la Delegación de Iztapalapa de la capital mexicana, en donde se encontraban al parecer más de 100 personas privadas de su libertad como esclavos y que eran explotadas laboral y sexualmente, no guardan ninguna relación con los festejos conmemorativos de aquel glorioso día 6 de diciembre de 1810 cuando el héroe de la Independencia, Miguel Hidalgo, Generalísimo de América, abolió la esclavitud.
Yo les creo. Y es que estoy convencido que si se pretende recordar las conquistas del pasado, hay que hacerlo con los frutos del presente y no como si estos doscientos y cien años hayan trascurrido en vano. Que caray.
Pero bueno, así como uno no sabe a veces por donde empezar, tampoco sabe en que momento pondrá fin. Son mas cosas las que le quería contar, pero nos ganó el tiempo. Ahí se las iré contando poco a poco.
Esta vez nomás les quería decir que he vuelto. Y cuando se los digo, no puedo evitar recordar al señor aquel que, sintiéndose muy imprescindible después de algunos días de farra, llegó gritando con la buena nueva a su casa: ¡ya volví!!...pero desde la cocina se oyó una voz de mujer que replicó con gran indiferencia: ¿ah sí, a poco te habías ido?