lunes, 27 de abril de 2009

LA INFLUENZA Y EL GOBIERNO DE SONORA.

Miguel Ángel Avilés
avilésdivan@hotmail.com

El Gobernador del Estado de Sonora, Eduardo Bours sigue escuchando los truenos y no se inca. Si en otros temas de menor relevancia ha sobrepuesto su soberbia ante cualquier otro valor, ahora que tuvo que pronunciarse sobre la influenza no fue la excepción pero esta vez, lejos de provocar comentarios aislados, creo que se llevó la desaprobación casi unánime.
Aquellos, que ante la escasa crítica, le da por lucirse y presumir sus dotes de humorista de los cuales carece, son básicamente temas políticos y electoreros que como tales, tarde que temprano van a parar a la intrascendencia.
Pero esta vez correspondía hablar de un problema de salud que ha puesto en alerta a todo México y ameritaba que su talante de prohombre que nos han vendido saliera a flote; sin embargo, altivo hasta la ignominia, puso por encima el aparente prestigio de su feudo llamado Sonora-por fortuna ya en el ocaso- en el fondo desdeño la importancia preventiva que tiene en todo el país la influenza y se limitó a decir que la medidas que tomarán a partir de mañana son por pura solidaridad.
Al señor no le importaron los datos oficiales, ni que este mismo día lunes se haya elevado a la alerta sanitaria a escala cuatro, pasó por alto que los muertos hayan aumentado a 149, y obvió además que estemos en riesgo de que esto se convierta en una pandemia, dicho por la propia Organización Mundial de la Salud.
Como si perteneciera a una raza aparte, privilegiada, exenta de todito mal, esta mañana de nuevo se subió al púlpito como lo hace semana tras semana y con esa cara maltrecha que ha traído en los últimos días, anuncia que se cancelarán las clases porque-así lo dijo- “la Secretaría de Educación acababa de soltar el comunicado (sic), y-aclara- que “lo estamos haciendo básicamente-y enfatiza- por solidaridad con las autoridades nacionales” nos parece que lo correcto(…) que en solidaridad(…) es lo correcto que hagamos(sic)… no tenemos ningún caso, si fuera por nosotros no se amerita, no tenemos ningún, pero lo que tenemos que hacer es-y vuelve a subrayar-es solidarizarnos con la medida.”
De pronto uno atina a entender porque quiere manejarse un asunto de esta magnitud con tanta pureza y con tanta irresponsabilidad, como si estuviéramos sorteando una lluvia fugaz y ligera.
El propio Secretario de Salud de Sonora, Raymundo López Vucovich, sin percatarse quizá, dimensionó el problema como no lo quiso hacer el señor gobernador y, en su turno, empezó diciendo que “estamos viviendo esta crisis en nuestro país y en el mundo.
Después se apegó al libreto oficial, le resto valor a la utilidad del cubre bocas y remarcó por sobre todas las cosas, como si fuera lo definitivo, que en Sonora “no tenemos ningún caso ni sospechoso ni probable…” y por poco y decía: pobre de aquel que manifieste algún síntoma, porque se puede enojar el señor gobernador.
A esta ligereza mostrada por el ingeniero Eduardo Bours al abordar un tema de salud como el que tiene preocupado a todo el país, se le ha sumado otras contradicciones que denotan-hasta en asuntos como este-un interés político y sobre todo económico.
Las clases en todos los planteles escolares se suspendieron justamente porque se trata de evitar, desde la prevención, mayores brotes de este mal. Lo mismo se hicieron en un sin fin de lugares públicos en todo el país, incluyendo la prestigiada feria de San Marcos y los estadios de fut bol cuyos mandamases de este deporte son reticentes a no perder ni un cinco en tan atractiva inversión. Porqué en ellos pesó la madurez y se ajustaron a la medidas que se están tomando en muchas, muchísimas partes de la República Mexicana.
Pero aquí en Sonora, particularmente en Hermosillo se presentó la reprobable excepción, pues no sólo no se ordenó la suspensión de la expo ganadera, el rentable negocio de muchos empresarios de esa rama en contubernio con las compañías cerveceras, si no lo que es peor: por conducto del actual Presidente de la propia Unión Ganadera Jorge Luís Molina Elías, con escaso tacto pero con mucha naquez, se estaba invitando expresamente, por los distintos medios, a que no dejaran de asistir a dicho evento, probablemente por el temor fundado de que, ante el provisorio llamado de que no se asista a eventos masivos, la gente no fuera y de esta forma se le escurrieran de las manos los millones de pesos que le significa esta fiesta que año tras año ofrenda la bondadosa oligarquía Sonorense al tan descuidado esparcimiento popular.
Que mezquindad y que vileza.

jueves, 2 de abril de 2009

ELECCIONES: LA MARCA y el producto…

Miguel Ángel Avilés
avilésdivan@hotmail.com

En el límite de sus ambiciones políticas y en un acto desesperado de empotrarse por otros tres años más en los retablos del poder, los candidatos a un puesto de elección popular han desdeñado las ideas, si es que las tienen, y prefieren ofertarse ante el electorado como desechables bolsas de jabón.
A casi tres meses de que llegué, para ellos, el día cero, han arribado a la palestra pública no como los hombres y mujeres con preclaridad de gente pensante y resuelta a construir una plataforma de su posible trabajo en caso de que el voto les favorezca, sino a ofrecerse seductoramente como una objeto de consumo que después de estar en el aparador de cualquier miscelánea es adquirido por el que se dejó envilecer por sus supuestas cualidades.
Sin percatarse del hartazgo de la gente o simulando no verlo, estos personajes han brotado desde su intrascendencia y hoy están aquí sobresaturando el inconsciente colectivo e individual para alcanzar su más preciado objetivo: triunfar en el proceso que se aproxima y después recluirse en las bondades de su encargo y olvidarse por completo de toda promesa empeñada.
Pero no vienen a nosotros tintos en sangre, ni exhaustos como consecuencia de haber ejercitado su inteligencia, ni con un documento final que hubiese diagnosticado la situación que el común mortal padece y desde luego sus posibles soluciones. Están aquí, sumergidos en el mar de sus ocurrencias y confiados en la inercia de sus improvisaciones.
Debido a esto y convencidos de que van por el buen camino, no repararan en la desilusión que nos causan, porque, según sus cuentas eso llegará después, sino que ahora están en el tablado, huecos de aptitudes pero abastecidos de un arsenal de frivolidades mercadológicas para maravillarnos con sus suertes, con sus vivezas, con sus trucos, con sus chistoretes ramplones, con su humor fácil, con sus piruetas verbales cual si fueran unos bufones de limitado talento y nuestra dignidad ciudadana fuera una muchedumbre consumidora contumaz y empedernida.
Recientemente, el actual candidato a la Presidencia Municipal de Hermosillo por el PRI, Epifanio Salido Pavlovich onanistamente se autocomplacía afirmando que en su persona había marca y había producto. Esta expresión lo dice todo. Pinta de cuerpo entero la percepción que se tiene sobre el proceso electoral y la imagen que este imberbe postulante tiene sobre la vida política del propio Estado de Sonora y del País.
Es en ese reducto donde se están moviendo todos y cada uno de los personajes. Fue Salido Pavlovich el que, en uno de sus tantos abruptos lo dijo, pero su confesión es el reflejo de sus propios compañeros de partido y el de las otras organizaciones políticas con las que se enfrentan.
Lo mismo hace Ernesto de Lucas quien con una edad mental no acorde con su edad cronológica juega a que le amaneció un juguete que se llama democracia electoral y con ella hay que hacer lo que sea con tal de triunfar en esta competencia tan vacía de propuestas. Se vanagloria de su epíteto y lo luce y lo pasea y lo merca y lo utiliza y lo exprime como camuflaje para ocultar su insolvencia intelectual.
Así los podemos ir mencionado uno a uno: es esa generación de lerdos procreada por Eduardo Bours para desplazar a la vieja clase política que le podía hacer sombra y que se caracterizan por tener demasiadas ambiciones pero pocas, muy pocas aptitudes.
Con estas mulas tendrán que arrear su candidato máximo como los es Alfonso Elías Serrano, un aspirante que muchos de sus seguidores a veces preferirían que fuera un destacado as de la pantomima para que este don supliera a sus silvestres discursos.
Enfrente la cosa no es distinta. Son los otros partidos políticos aparentemente con principios y estatutos diferentes, con enarbolamientos de bandera contrastantes al partido tricolor, pero que a la ahora de brindarse frente al electorado, terminan por ser redundantes y se abrigan con la misma cobija que al fin y al cabo alcanza para todos.
De este modo vemos que también las baterías del PAN y el PRD están dirigidas al anaquel de la seducción no del convencimiento, palabras esas que ahora más que nunca guardan un significado tan dispar.
El Partido Acción Nacional, tan cerca ahora de ganar la gubernatura, tiene frente a si la oportunidad de demostrar con hechos que entre él y el PRI hay sobradas diferencias. No se alcanzará esta meta si continúa metido también en el marketing político y cree que bastará una sonrisa fingida, una ceja levantada y un dedo apuntado al cielo con cierta obscenidad para llevarse el triunfo.
Padres Elías no puede ya seguir bordeando sus pronunciamientos con frases de mediana ocurrencia que por elementales se fugan de inmediato de la memoria de la gente. El resto de los candidatos panistas tendrán que emularlo en esa distinción o de lo contrario pasarán a ser un producto más de este escaparate cuyas candidaturas cuelgan de los ganchos cual si fueran un par de zapatos, unos clínex, una pasta dental, un vestido de noche, un conmovedor oso de peluche.
Javier Gándara, por ejemplo, tendrá que dejar constancia plena del porque esta tan ansioso de ser presidente municipal. Eso será una vez que tienda sobre los ojos y los oídos de la gente, ideas concretas de cómo mejorar la calidad de vida de la gente hermosillense. Para muchos no nos es suficiente su simple presencia ni que se pase en un carro descubierto como lo hacia el enmascarado de plata, vestido a la usanza de una juventud que no tiene pero con tal de aparentarla por poco se viste de marinerito y eso, como candidato pensante que quiere ser, no le ayuda en nada. Tampoco le ayudará en nada si en la construcción de una plataforma de trabajo se recoge las nimiedades que suelen declarar los que fueron sus rivales, como los son Luís Serrato, Héctor Larios y Fernando Rodríguez.
En las trincheras del PRD nada triunfal se espera. El minúsculo grupo que decidió la candidatura no le apostó ni a la capacidad ni a la trayectoria ni mucho menos a la experiencia en el servicio público. Prefirió ofrendar la encomienda al folklore y a la ocurrencia, a la frase tonta pero vendible, a la política de las cañerías, es decir, a la marca y al producto, aunque la primera este muy bocabajedada y el segundo carezca de toda posibilidad de venderse ampliamente.
Este es el panorama del actual proceso electoral. Ninguna discusión de altura, ningún perfil estadista-que ocurrencia-cuando es tan fácil hacer de esto una gran mercado donde los candidatos hagan piruetas, malabares, den de saltos, sonrían y se paren de manos con tan de llamar la atención en la urnas, pero a la vez dejen claro que al fin de cuentas estos hombres y mujeres contienen para si y su presente un gran déficit de atención ciudadana que en el fondo los ignora profundamente.
Por eso le apuesta a la marca y al producto con descaro, casi orillándonos a que nos quejemos, por inservibles, no en un tribunal electoral sino no en la Procuraduría Federal del Consumidor. Aunque desgraciadamente, en estos casos, ya no pueda haber devolución.